Cómo hacer un visual thinking: en muchas ocasiones, los desafíos complicados requieren de soluciones fáciles para ser resueltos. En estas situaciones el visual thinking (pensamiento visual) puede resultarnos de gran utilidad. Gracias a ello, podemos realizar representaciones visuales importantes para expresar determinadas ideas, hacer un storytelling y dibujar situaciones sobre la experiencia de marca. Sin duda, una de las maneras más efectivas para detectar, afrontar y solucionar problemas.
El visual thinking es una metodología que consiste en trasladar nuestros pensamientos o ideas a imágenes, captando la esencia del mensaje que queramos hacer llegar. Una técnica también muy utilizada para organizar los pensamientos y lograr un grado de comunicación más eficaz. Dicho de otro modo, es el proceso por el que plasmamos nuestros pensamientos y lo que escribimos en imágenes, permitiendo producir ideas útiles a través de técnicas creativas y colaborativas, uniendo diferentes visiones.
La gran ventaja del visual thinking es su capacidad de simplificar y de convertir aquellas ideas que pueden ser más complicadas de entender en una representación visual fácil de producir, de comprender y de combinarse con otros signos para tomar decisiones más rápido y con mayor nitidez. Hay que tener en cuenta que nuestra mente es muy eficaz procesando imágenes y lo hace de una forma mucho más ágil que frente a un texto. Además, incluso si no sabemos dibujar muy bien, podemos encontrar aplicaciones para ello que son muy sencillas de usar.
De esta forma, gracias al visual thinking, podemos definir objetivos, detectar problemas, emular procesos, encontrar soluciones y crear nuevas ideas de una manera que pueda ser comprendida mucho mejor. Y estos beneficios son de vital importancia para gestionar la experiencia de marca.
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¿Por qué aplicar el visual thinking en tu empresa?
La experiencia de marca es una de las realidades más complejas del branding, tanto por la gran cantidad de significados como por la segmentación de los puntos de contacto y por la gran variedad de usuarios que hay. Algo que puede solucionarse gracias a la simplicidad visual que nos aporta el visual thinking.
El pensamiento visual es un recurso muy eficaz para reflejar realidades complicadas, trabajar en equipo con distintos departamentos y organizar una experiencia de marca en todas sus dimensiones. Para conseguir ser eficientes, se generan mapas mentales que conectan dibujos sencillos y que puedan ser identificados con facilidad de modo que el mensaje pueda comprenderse perfectamente. En definitiva, el visual thinking es muy útil para entender la complejidad de una experiencia de marca.
Cómo hacer un visual thinking: convertir los pensamientos en imágenes
Lo primero que tienes que saber es que cuando se usa el visual thinking no estamos dibujando fielmente la realidad, sino que lo que estamos haciendo es configurar un mensaje que queremos que resulte accesible para los diferentes receptores. Un resumen que selecciona lo que es realmente importante y lo separa de la paja.
Fases para dibujar la experiencia de marca con visual thinking
Los expertos en esta técnica suelen decir que pueden diferenciarse tres modalidades distintas a la hora de aplicarla:
- Toma de notas: este enfoque alude al proceso individual de cada uno, donde se recogen notas visuales y se captan momentos concretos para representarse en situaciones o ideas posteriormente.
- Registro gráfico: esta manera de realizar visual thinking conlleva que una persona con experiencia es elegida para resumir de forma visual y en tiempo real mientras está teniendo lugar una ponencia o una reunión. El responsable de la ilustración tiene que compartir la información obtenida mediante un dibujo cuando se haya terminado el trabajo. Los demás pueden ir viéndolo, pero no pueden opinar sobre el trabajo del experto en la técnica.
- Facilitación gráfica: una manera similar a la del registro gráfico, pero con la diferencia de que el diseñador puede tener relación con el grupo reunido al que se le va enseñando el trabajo de manera continua. La idea es facilitar la lluvia de ideas a través de dibujos que actúen como disparador y que motiven a las personas reunidas para ahondar más en alguna cuestión específica o encontrar soluciones a un problema en concreto. Muy habitual en aquellas empresas grandes para su estrategia de branding.